Génesis de un bibliotecario

¿Bibliotecario se nace o se hace?

En el día del bibliotecario en Argentina, no puedo dejar de recordar algunos hitos bibliotecarios en mi vida que me llevaron a elegir esta profesión. 

Ya de entrada venía pintando. A los 17 años en mi viaje a Bariloche (viaje de egresados que se realiza en Argentina antes de culminar la secundaria), ante la cargada de mis compañeros, me levanté muy temprano a conocer la Biblioteca Popular "Sarmiento" de esa ciudad. Conocer esa biblioteca construida totalmente de madera fue fascinante.


En esa época frecuentaba la Biblioteca Popular Obrera "Jeán Jaurés" de Luján. Empezaba a sacar libros y mi relación con el bibliotecario "Quique" Remersaro empezó a delinear el bibliotecario que habita en mí. Quique es un bibliotecario (ya jubilado) con problemas en las piernas, quien no podía trasladarse sin la ayuda de un bastón, alto, muy alto que a la llegada de cada usuario lo "inundaba" de información. De él aprendí a pensar en todo momento en las necesidades de información de los posibles usuarios de la biblioteca. Y en exprimir la colección hasta las últmas consecuencias para que se lleve algo de información.


Y esa fue la primer biblioteca de la que me hice socio. Desde esa relación con Quique, nació mi primer programa de radio, donde con mis otros compañeros nos reuníamos entre los estantes a preparar los contenidos para el programa. Quique nos proveía material de la biblioteca: "El tesoro de la juventud", una enciclopedia de la cual , una revista de poesía latinoamericana, desde Quevedo, Lamborgini, Borges, Gabriel Mistral, Federico García Lorca hasta poetas contemporáneos.

Pero el click me hizo en un Centro de Documentación en la cual conocí a una documentalista referencista (que no recuerdo el nombre) que cambió mi visión de lo que quería ser profesionalmente. Estaba haciendo una investigación para una materia de periodismo y esta persona también brindó información muy específica. En ese tiempo me llamó la atención que yo era un simple estudiante de periodismo y me atendió como si fuera un periodista de raza. Y ahí me contagió la llamita de la referencia, que hoy los que me conocen saben que se potenció esa faceta mía en las "redes sociales". 


En este día quiero homenajear a todos los "Quiques" y aquellos bibliotecarios que nos han inspirado, a los de carne y hueso, quienes se nos cruzaron y nos hacen aparecer una faceta de nuestra personalidad servicial que se destaca, que confia en el crecimiento uno mismo y del otro a través de la lectura, a aquellos que nos hacen esperanzar en un mundo mejor a través de la cultura y el conocimiento, quizás dos valores en desuso, pero que los bibliotecarios siempre tratamos de reactivar. Utópica lucha.




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