"No se hace nada por fomentar las bibliotecas del siglo XX y encima se cierran los embriones de las bibliotecas futuras", por Horacio Potel



La noticia recorre el mundo: mientras varias instituciones celebran hoy el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, hay un docente argentino que está siendo perseguido penalmente por haber creado dos sitios sin fines de lucro donde se podían descargar de forma gratuita textos de Martin Heidegger y Jacques Derrida. Con furor insólito, la fiscalía pidió que se allane el domicilio de Horacio Potel y se le intervengan las cuentas de mail y el teléfono; y hasta mencionó la posibilidad de enviarlo a la cárcel por un período de entre un mes y seis años. ¿Quién es Potel? Un filósofo que en 1998 se compró una computadora, se conectó a Internet y quedó fascinado: “No podía creer que existiera un medio donde cualquiera se podía comunicar a voluntad con cualquiera, donde los libros y las imágenes que tanto había amado y que tanto habían significado en mi vida estaban allí para ser distribuidos sin restricciones. En ese momento estaba apasionado con Nietzsche y me pareció una buena idea devolver esos regalos que la red me estaba dando; entre los que hay que contar a mi mujer, a la que conocí por la web en esos lejanos años”. (...)

–Es evidente que se están oponiendo dos concepciones. Una que entiende que la filosofía y sus textos son mercancía y otra que estima al filosofar como un derecho universal. ¿Cómo jugarían esos valores en este juicio?

–Pienso que lo que se generó excede el ámbito de la filosofía. Se está discutiendo, directamente, el futuro de la difusión del conocimiento. El Parlamento Europeo dijo que “el analfabetismo electrónico será el analfabetismo del siglo XXI”, y desde este punto de vista, permitir que corporaciones oscurantistas preocupadas por sus balances empiecen a cerrar las bibliotecas digitales es asegurarnos un futuro de mayor ignorancia, y por tanto de mayor sometimiento y desigualdad. En Sudamérica no nos podemos dar el lujo de acceder a los reclamos de estos sectores, que al estilo de revividos luditas no titubean en destruir las nuevas máquinas del conocimiento en su afán de seguir ganando dinero con procedimientos artesanales.

–Tampoco las bibliotecas de papel están pasando un buen momento...

–No se hace nada por fomentar las bibliotecas del siglo XX, que están desabastecidas y desactualizadas hasta grados lamentables. A la vez, preventivamente, se empiezan a cerrar los embriones de las bibliotecas futuras. El acceso a los libros de papel se volvió imposible debido a los precios en euros. Además –y aun cuando se esté dispuesto a pagar las fortunas que piden– no hay dónde hallarlos fuera de Capital o alguna ciudad importante como Córdoba. En el interior son muy pocas las librerías especializadas en algo que no sea la venta de bestsellers y libros de autoayuda. Eso sin contar que los títulos pasan siglos agotados hasta que el fabricante dueño del copyright percibe que puede ser un buen negocio volver a publicar.

Fuente: Página 12. 26 de abril de 2009.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-13662-2009-04-26.html

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